Una herida quirúrgica es un corte o una incisión en la piel que normalmente está hecha con un bisturí durante una cirugía. Generalmente, estas se cierran con suturas, grapas o adhesivo quirúrgico.

1 de cada 20 pacientes que se someten a una operación desarrollará una infección en el sitio quirúrgico (ISQ). Por esta razón, es de vital importancia proteger las heridas quirúrgicas durante el postoperatorio.

Cerca del 50% de las infecciones de la herida quirúrgica se presentan durante la primera semana del posoperatorio y casi el 90% se diagnostican dentro de las dos semanas siguientes de la cirugía.

Las ISQ (infecciones de sitio quirúrgico) y otras complicaciones cutáneas pueden interferir en el proceso normal de cicatrización, lo que puede llevar a prolongar la recuperación del paciente e incluso crear la necesidad de realizar cirugías adicionales; así como más dolor y molestias.